Desde que tengo memoria, el fútbol ha sido mi pasión, mi sueño, mi vida. Pero enfrentarse a mi padre, un hombre firme en sus convicciones, es como chocar contra un muro de hormigón. Él ve mi amor por el fútbol como una distracción, una senda hacia el fracaso. Él quiere que yo siga un camino más seguro, más estable: la universidad, una carrera respetable. Pero lo que mi padre no sabe es que hay algo más, algo que lo convierte en mi lucha personal, en mi deseo más profundo.