Creador
La luz tiñó la inmensa bóveda de un carmesí sangre, instintivamente los músculos de Aione se tensaron, aún bajo el traje acorazado reveló un cuerpo atlético, tenso cual felino que se dispone a saltar sobre su presa. Era la señal que esperaban, estaban sobre el objetivo. La inmensa compuerta ubicada al fondo de La Vela se abrió y una ráfaga de viento helado los envolvió...así comienza la historia.